jueves, febrero 21, 2008

Si Jesús hiciera campaña política

Después de más de doce horas fuera de casa (trabajo, célula y unas cuantas preocupaciones de iglesia) llego a casa con el ánimo "sombrío" sobre todo cuando pienso que hoy, que comienza la campaña política, veo que tenemos los políticos que nos merecemos.
No dudo que haya gente con nobles ideales en política, admiro mucho a Rosa Díez, lo suficientemente honesta como para dejar su carrera política en el PSOE y formar un nuevo partido. Veo algunos políticos en cargos públicos que, aunque no comparta sus ideas, los veo trabajar incansablemente. Pero seamos honestos, no abundan los ejemplos.
Esta semana comenzaban las noticias hablando de un despreciable acto del líder de Izquierda Unida (partido comunista simpatizante del régimen de dictadura de partido Cubano) quemar "virtualmente" una foto de la familia real. Independientemente que uno sea monárquico o republicano eso de quemar fotos de personas es despreciable, y si encima no tienes el valor de hacerlo en persona sino que lo haces por medio de una animación, es que eres un cobarde. Por supuesto, Llamazares echó mano de esa ñoñería de "si he ofendido a alguien le pido disculpas" (interesante, te doy una patada en las espinillas y te digo, si te he hecho daño discúlpame). Pero añadió algo más, dijo que el acto en sí ha traído más repercusión mediática que la presentación de su programa político, por lo tanto, según este representante del comunismo ¡todo vale!.

Pero no es el único que cree que el fin justifica los medios, no hace mucho nuestro presidente confesó a un periodista que ya iba a empezar a dramatizar. Seguramente lo dijo con la mejor de las intenciones, lo que sí demostró es que es un manipulador (¿sabéis qué partido político metía un fotograma que decía "VOTA PSOE" cuando España metía un gol en los mundiales?, uy, ya lo dije, fué el PSOE).
Para que no piensen que soy justo diré que los adversarios del PSOE, el PP también hacen campaña de forma muy singular, apelando a las emociones más que a las ideas. Ahora bien, de eso no podemos acusar a los políticos, porque es lo que nos merecemos. Si un político da un discurso lleno de ideales, programas, su visión (muy al estilo anglosajón) en esta inculta España pocos son los que le oirán (o al menos comparativamente muy pocos), lo que atrae es el insulto, el meter miedo, la descalificación, la acusación, ese retorno de los programas del corazón pero aplicado a la política.
Las campañas políticas de ahora no informan, no dan información, sólo manipulan tus emociones (al estilo del "Yo no soy tonto", sólo que si votas a este partido eres un tal, y si votas al otro es que eres un tal), qué buenos discípulos de Goebbels, quien era capaz de caricaturizar al adversario presentándolo grotescamente odioso a las masas, repitiéndo la misma mentira cientos, miles de veces.
Y es que la TV no nos ha enseñado a pensar, la cultura de la imágen nos ha enseñado a sentir, a emocionarnos, como masas sin mente, ni capacidad crítica, si lo ha dicho la tele, es verdad (como decía Robert de Niro en "Cortinas de humo"). Armas de destrucción masiva en Irak, atentados en Atocha, lo que sea.
Una cosa buena de no ver prácticamente la tele es que no voy a tener que idiotizarme viendo tantas horas de propaganda, leeré en internet artículos, discursos y declaraciones, escucharé la radio, pero no me dejaré seducir por ese vaivén de imágenes en rápida sucesión incapaces de asimilar.
En fin amigos, cómo me hubiera gustado que tuvíéramos una clase política digna de los mejores años del parlamentarismo inglés, cuando los discursos se publicaban íntegros en los diarios y los trabajadores los leían, ojalá tuviéramos un Churchill en nuestro Congreso.

Y cambiando radicalmente de tema, he leído en mi Biblia hace unos momentos cómo hacía "campaña" Jesús, nuestro bendito Salvador y Dios. Pero no una campaña política, sino una campaña para presentarnos la Palabra de Dios. Las palabras de Mateo 4.12-25 han aliviado mi "ánimo sombrío". El Señor no era un manipulador de emociones, ponía el dedo en el corazón de nuestro problema y nos ordenaba arrepentirnos (vs.17), nos dice el relato que esa predicación era como una gran luz brillando en medio de la oscuridad de Galilea, tierra de tinieblas. Ojalá Cristo brille en España, que su Palabra sea expuesta y alumbre las mentes en tinieblas de cada uno de nosotros.
La gente escuchaba a Jesús y buscaba la reconciliación con Dios, sus corazones eran sanados, sus conciencias limpiadas, sus vidas a la deriva llenas de propósito. Las sanidades eran hechas como una señal del Reino que llegaba. La realidad del Reino de Dios quedaba manifiesta. Los políticos nos llenan de promesas, pero yo quiero vivir en la realidad del Reino de Dios, un Reino que se acercó a nosotros con la venida de Cristo Jesús y que se manifestará plenamente cuando Él gobierne en Jerusalén, en el trono de David, su padre.

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