viernes, diciembre 13, 2013

Asumir el reto de una vida

Desafio photo Desafio_zps3297877c.jpg Recuerdo cuando terminé de leer el libro autobiográfico de Simón Wiesenthal el impacto que sus palabras me produjero: "los estados totalitarios tienen siempre programas juveniles, mientras que en democracia no los hay".

Como lector de libros sobre la 2ª guerra mundial me sorprende la gran astucia que los totalitaristas han tenido para reclutar jóvenes y motivarlos, dándoles una causa por la que morir (y vivir, aunque estos regímenes desprecian las vidas de los que están en sus filas).

Como cristiano me da produce una tristeza enorme ver que jóvenes que profesan la misma fe carezcan de propósito y pasión, precisamente cuando la juventud es la época más apasionada que existe.

A veces los que cuidamos de los jóvenes (pastores, maestros, responsables de jóvenes) cometemos el error de tratar a los jóvenes como enfermos. "Míralos, el mundo les tiene debilitados, sufren tentaciones, tienen dudas, vamos a darles charlas, a animarles, a subir su autoestima, a asegurarles que Dios les ama, a prometerles que son campeones de fe".

Cuando lo que necesitan es un llamado a filas.

Necesitan ver el altar de la consagración, que implica darlo todo, necesitan conocer el coste del discipulado, que implica precisamente darlo todo, un compromiso total, inquebrantable. Pero necesitan ver, desde una perspectiva amplia, el alcance de la Gran Comisión, una meta que es más grande que uno mismo, más noble que cualquier otra empresa, más gloriosa que cualquier campaña militar.

Vivir como creyente en un mundo hostil al cristianismo, dispuesto a silenciarte es un reto. Vivir con el propósito de glorificar a Dios, en tu trabajo, en tu vida, y en la proclamación del Evangelio eterno supera nuestros sueños o metas más ambiciosos.

Pero en cambio a los jóvenes les ofrecemos diversión. Diversión y sentirse bien consigo mismos.

No veo al Señor Jesucristo obrando así. No se preocupa lo más mínimo por "adornar" el llamado. Lo llamativo de este supremo llamado no son las recompensas, las promesas o la compañía. El atractivo del llamada es Quien lo hace. Lo hace Él mismo, Jesús, ¿a quien seguiremos?. No hay otro.

En el retiro de este fin de semana pasado disfruté mucho de la compañía de tantos amigos que sienten el mismo llamado, y procuré, en la medida de mis torpes posibilidades, motivar a vivir así. Tenemos una campaña este verano que va más allá de los días de Agosto en que está convocada, implica tu vida entera.

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