martes, septiembre 10, 2013

La dicotomía online/offline



 Una de las cosas que veo de los jóvenes y de muchos adultos es su incomprensión sobre lo que son las redes sociales. Según algunos de ellos, lo que ocurre en Internet no es real, puedes insultar, extender noticias falsas, subir fotos de índole sexual, o hacer amenazas de muerte.

 Todo está permitido y no tiene consecuencias, piensan ellos. Hasta que se topan con la realidad, y entonces suele ser demasiado tarde. En el vídeo una alumna insultó gravemente a una profesora, y un alumno compartió con sus amigos esos insultos. La profesora hizo acopio de sangre fría y comenzó con una lección sobre la privacidad en Internet. La chica que estaba opinando sobre el uso de las redes sociales de pronto tuvo que leer lo que aparecía en la pantalla del móvil de su profesora. Allí aparecían los insultos que ella vertía en Twitter sobre su maestra. La profesora había pedido que los alumnos grabaran la clase con sus teléfonos y tablets. A continuación le pidió que se disculpara frente a las cámaras, puestos que esos insultos los había hecho públicos. En mi opinión la profesora dio una lección a la imprudente chica, y además buscó un resarcimiento justo y equitativo, el mal se había hecho online, las disculpas tenían que trasladarse a las redes. Además, habría consecuencias por llamar a la profesora con los calificativos: PERRA Y P*TA.

 No iba a quedar impune.

 Me queda un sentimiento amargo, si esta profesora hubiera actuado igual en España seguramente hubiera abierto los telediarios de las tres de la tarde, la Junta escolar la hubiera expulsado, los padres de la chica la habrían denunciado por haberla "humillado", y seguramente perdería su trabajo mientras los contertulios de algún programa de noche arremeterían contra la profesora por usar métodos propios de la dictadura y abusar de una menor, etc...

 Internet está a punto de convertirse en una jungla, con acosadores que actúan desde el anonimato, y delincuentes que cazan datos que personas imprudentes comparten alegremente desde las redes sociales. Cada vez más gente como ex congresista Anthony Weiner practican el "sexting", es decir, compartir fotos de desnudos propios por Internet.
 Algunos intercambian estas fotos con lo que creen que son desconocidos, otros piensan que este tipo de fotos las comparten en la intimidad de una relación, pero el novio rechazado no duda en publicar estas fotos por Facebook y otras redes una vez terminada la relación.
 Debemos tener cuidado con los datos que ponemos en bandeja a disposición de todos en la red. Una vez subidos a la red NO HAY PRIVACIDAD, aunque hayas configurado controles de privacidad Facebook y otros han demostrado su inutilidad a la hora de vedar esos datos.
 Debemos tener cuidado en hacer fotos de otras personas y subirlas a la red. La foto de tu cuñado con una peluca naranja y un cubata en la mano puede arruinar su reputación. Quizás tu cuñado es abstemio y un tipo serio, pero decidió posar con tan extravagante atuendo y tú decidiste publicarlo.
 Hace unos meses vi en las redes sociales las fotos de un obrero del Señor en una velada de su iglesia, vestido de forma estrafalaria, y fuera de contexto, esa foto podría hacerle mucho daño de caer en malas manos. Lo peor es que nadie le pidió permiso para publicar una foto así. Quizás os parezca exagerado, pero no lo es.

 He leído incontables emails con noticias sin confirmar, que los cristianos "reenvían" sin saber si son ciertos o burdos chismes. La Biblia nos alerta sobre el falso testimonio y los rumores, pero parece que esto no se aplica al mundo online (creen muchos), y sí, la Biblia se aplica al mundo online.
A veces son noticias más o menos inocentes sobre unas excavaciones en las que se pueden ver esqueletos gigantes, ¿no serán estos los Nefilim de Génesis?, ¡eso demuestra que la Biblia es cierta!. La foto de esos esqueletos gigantes no es más que una foto de un concurso online para aficionados al Photoshop. Los incrédulos aprovechan cosas así para burlarse de nuestra credulidad, razón no les falta, a veces los cristianos más que creyentes somos crédulos. Otras veces leemos correos con la caída en adulterio del famoso predicador fulano, o de cierta artista "cristiana" que ha abortado.
La noticia es tan "jugosa" que ni nos paramos a pensar si es cierta o no, le damos a reenviar, sin tener en cuenta que podemos arruinar la reputación de una persona, y que estamos siendo parte de un miserable chisme.
 La información que dejamos en la red, sobre nosotros mismos, o sobre otros, es perdurable, imborrable, y tarde o temprano puede volver a nuestras vidas de la manera más inoportuna.

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