viernes, marzo 29, 2013

El Papa evangélico

Con la popularidad del nuevo Papa Francisco, uno lee, dentro del ámbito evangélico todo tipo de cosas. Por desgracia nos dejamos llevar por el entusiasmo general, esa excitación del mundo católico romano (y algunos que no lo son, pero que disfrutan con el fervor de otros) por la novedad, y las esperanzas que suscita un líder espiritual.

Algún líder evangélico ha dicho que estamos ante el Papa más evangélico de todos, ¿es esto cierto?, ¿cual debería ser nuestra actitud?. Estas son en síntesis mis conclusiones.

1. No debemos mezclar el valor y la altura moral de una persona y su cargo. Jorge Mario Bergoglio es un ser humano más o menos comprometido con sus ideas que ha empezado con buen pie en su cargo, haciendo gestos que se han ganado el respeto general. Como persona nos merece el máximo respeto.

2. Pero tengamos en cuenta que el cargo de obispo de Roma es algo que como cristianos que creemos en la autoridad de la Biblia no podemos aceptar. No existe en la Biblia una autoridad de un "obispo" o pastor por encima de los demás pastores. Ni tampoco por encima de la Biblia, capaz de dar la interpretación exacta.

3. El cargo de obispo de Roma es un cargo temporal y político. Es el jefe de un estado llamado El Vaticano, con sus embajadores y cuerpo diplomático, con su Banco, la Banca Vaticana, que hasta hace poco admitía cuentas numeradas, usadas para blanqueo de dinero y asuntos incluso peores.

4. Cuando Roma habla de Ecumenismo habla de una unión bajo su liderazgo y autoridad. No podemos aceptar el ecumenismo en esos términos. Lo que nos une no es el amor a la unidad, sino el amor a la verdad, y para Roma sólo hay una iglesia, y sólo un obispo, quien es Cristo en la tierra (según su doctrina), sus tradiciones se encuentran al mismo nivel que las Sagradas Escrituras. Ecumenismo en palabras del obispo de Roma es ecumenismo bajo el manto de Roma.

5. No podemos separar el papel de Jorge Mario B. de su carga doctrinal, de las enseñanzas de una iglesia que cree en los sacramentos como medios de Gracia, en la salvación por medio de fe más obras, en el papel mediador y corredentor de la bienaventurada virgen María, en su capacidad para establecer la doctrina, en el celibato de los sacerdotes, en la división de clérigos y laicos, en el falso milagro de la Transubstanciación. Con esto no pretendemos ofender a nadie, sino simplemente decir: respetamos al fiel pueblo católico, pero no aceptamos los dogmas de Roma.

No nos dejemos deslumbrar por la persona hasta el punto que dejemos de ver al jefe del Estado Vaticano y todas las doctrinas que representa.

Renovarse Y morir