jueves, octubre 21, 2010

Cayendo en un cristianismo legalista

Qué facil es volverse un cristiano legalista. Es tan fácil como volverse un cristiano carnal, solo tienes que deslizarte, dejarte llevar.

El legalismo se infiltra en nuestras vidas como una forma más elevada de santidad. Dejamos de disfrutar de la Gracia y pasamos a "ganarnos" la Gracia. Pensamos que añadiendo normas y regulaciones a la Palabra de Dios daremos un paso más en la santidad, quizás así nos ganaremos el derecho a sabernos amados por Dios. Ese camino es el pacto de obras y tiene dos consecuencias, una es la hipocresía, en esta consecuencia nos creemos que hemos alcanzado la meta y nos gloriamos en nosotros mismos y no en la obra de la Cruz. La otra consecuencia es la frustración, nos sentimos derrotados como cristianos, y el Acusador nos hace papilla.

Además, el que tomó el camino del legalismo es muy estricto juzgando a otros, pero muy indulgente juzgándose a sí mismo. Es el caso del fariseo y del publicano que subieron al Templo a orar, el fariseo decía "Dios te doy gracias PORQUE NO SOY COMO LOS OTROS HOMBRES", y miraba al publicano con superioridad. Por desgracia cuando el mundo pinta a un cristiano pinta a un legalista, y no a un hombre cautivado por la Gracia de Dios en Cristo.

Ese no es el evangelio, eso es el legalismo, y consiste en olvidar la Obra de Cristo en la Cruz. Si quieres saber un poco más de esto puedes escuchar mi último mensaje "Jesús y la Ley". Allí encontrarás tanto las notas como la charla en mp3 o para escucharla online, o también puedes oirla en el reproductor más abajo.

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