domingo, septiembre 05, 2010

El peligro de ser demasiado diplomáticos

Esta semana he visto varios vídeos en Youtube con un elemento común: el conocido periodista Larry King, quien tiene un programa de tertulias en horario de noche más conocido de todos los EEUU entrevistó a varios predicadores evangélicos (alguno sólo de nombre). A todos ellos les preguntó cual era el destino de los seguidores de otras religiones. La respuesta fué vergonzosamente decepcionante.

El primero de ellos es uno de los pastores más famosos de América, Joel Osteen, a quien no lo calificaría como evangélico. El segundo es un veterano predicador a quien admiro y quien ha hecho mucho por la extensión del evangelio. A la pregunta de Larry King ambos respondieron básicamente lo mismo: "sólo Dios puede juzgar el destino de esas personas, yo no lo sé".

Un tercer predicador llamado John MacArthur fué al programa de Larry King y fué preguntado por lo mismo. Es más, en el vídeo podéis ver que sin ningún tipo de complejo expone claramente lo que la Biblia dice: no hay otro camino a Dios fuera de Jesús. En un momento de la tertulia participa un sacerdote episcopal y a la pregunta de Larry King de "qué pasa con las otras religiones" va un paso más allá diciendo que Dios es inclusivo, etc.... Larry le pregunta "pero usted cree que su religión es la verdadera, ¿no hace a eso a las demás religiones falsas?" a lo que el sacerdote responde "no". En ese momento macArthur interviene y le pregunta al sacerdote que por qué el apóstol Pablo en Gal 1 condena claramente a los que predican a otros cristos.

Sin duda debe ser difícil ser una personalidad pública. Veo con preocupación algo que Paul Washer dice, y es que si las principales personalidades evangélicas fueran juzgadas por el cristianismo histórico, serían llamados herejes. A algunos, cuando los ponen bajo el foco de la mirada de los medios y les preguntan por lo que la Biblia enseña de la homosexualidad, o sobre la salvación sólo por medio de Cristo, titubean. Otros se han vendido a un tipo de falso evangelio, un evangelio aguado que reduce el nuevo nacimiento a una oración que repetir, y que enseñan la autoestima, la prosperidad, dejando la cruz, el arrepentimiento y la fe EN Cristo (o al menos pasándolos a cuarto o quinto plano).

Eso me hace pensar en las palabras del Señor Jesús: "cuando venga el Hijo del hombre ¿hallará fe en la tierra?". O en la enseñanza de la cizaña (el falso evangelio) que crecerá TANTO en los últimos días que superará al verdadero evangelio.

Antes me preocupaba mucho el asunto del carismatismo, esa obsesión con ciertas modas como rodar por el suelo, la risa santa, echar demonios de calvicie, hacer surgir polvo de oro en medio de una reunión, o profetizar tonterías. Este tipo de excentricidades son nimiedades en comparación con ese evangelio diluido de "victoria". Ese evangelio que dice que Cristo murió para que fueras sano, próspero y feliz, que el mayor pecado es la baja autoestima, es algo que llama la atención de los no creyentes, ¡porque es lo mismo que ellos creen!. Este tipo de mensaje usa palabras cristianas pero sus ideas son materialistas. Le quita la alabanza a Dios y nos pone a nosotros en el centro del universo. Elimina las persecuciones, el sacrificio, el discipulado, la mayordomía, y nos introduce en un cristiano para consumidores muy atractivo.

Que Dios levante más hombres y mujeres valientes que estén dispuestos a vivir y a morir por el evangelio verdadero.

(El vídeo está en inglés)



También os recomiendo este otro vídeo en el que Larry King le pregunta a J. McArthur qué le ocurre a alguien cuando muere. Más claridad imposible.

1 comentario:

Lisi dijo...

Muy bueno el video, gracias por compartirlo y por los pensamientos también.

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