jueves, mayo 21, 2009

Viviendo entre dos mundos, mi historia se repite

Cuando tenía 18 años, después de una búsqueda por varias religiones tropecé y me caí de cabeza sobre la Roca. Y me partí la cabeza.

No sé si nací de nuevo, o sólo me convencí. Pero sí sé que vagaba entre dos mundos. Y me sentía un miserable por ello. Los Domingos pensaba "¿yo qué hago aquí?", y los viernes por la noche, con todo el mundo totalmente borracho o camino de la embriaguez pensaba "¿y yo qué hago aquí?". Como dice C. S. Lewis como carnal que era, era el más desdichado de todas las criaturas. No era feliz en la iglesia, y tampoco en el "mundo".

Así son muchos jóvenes, así son mis amigos "Álvaro" y "Borja" (nombres cambiados, llamémoslos "A" y "B").

Mi amigo A tiene a ambos padres cristianos. Va regularmente a la iglesia, y ha experimentado cierto grado de cercanía con Dios. Piensa que es creyente, pero, ni él mismo puede asegurarlo, y hago todo lo posible para que dude de una salvación de la que no veo ninguna evidencia. Hablamos desde hace años, del evangelio, del infierno, del Reino, de las chicas, del sexo, de la pornografía, del noviazgo, de ordenadores..... A veces me dan ganas de matarlo (metafóricamente, claro). No sé si está jugando a ser cristiano porque tiene miedo del infierno, o cree sinceramente que lo es.

Mi amigo B es algo diferente. Tiene inquietudes, tenemos buenas conversaciones, profundas, es un tipo al que también aprecio muchísimo. Me dice que sus amigos son "calorías huecas", no le aportan nada, y él piensa, piensa mucho en cantidad de cuestiones.

B no pretende ser creyente. Le resulta interesante la Biblia, y Jesús. Pero poco más. Dice que tiene dudas, sus amigos son activistas políticos, y en su entorno hay mucha diversidad. Es sincero y no se engaña, no juega a ser cristiano. No lo es. Pero le gusta hablar conmigo, y le interesa lo que le comparto del Señor Jesús.

Oro por A y B, mis dos grandes amigos. Ambos están pisando dos mundos, pero sólo uno es totalmente sincero. Y ese, aunque no está en el Reino, no está lejos del mismo.

Es por eso que me preocupan tanto los jóvenes que hoy en día llenan las iglesias. Se les ve felices, se relacionan bien entre ellos, muchos están activos. Pero no conocen al Dios que alaban. Tienen una religión y temo que no sobrevivan al mundo. Temo que el mundo los devore vivos y que no sepan combatirlo.

No entienden que no se trata del sexo antes del matrimonio, o de las citas, de las normas de su iglesia, o que su pastor les resulta antipático. Se trata de Jesucristo y de si confían en Él, si realmente creen Quien Jesús dice que es, o es sólo una imágen en una camiseta. Si han leído ese libro que habla de Él y han dicho: "Creo de todo corazón que Tú eres el Hijo del Dios vivo".

Si vives entre dos mundos, sé honesto. ¿Eres cristiano o sólo estás jugando a serlo?, ¿eres un camaleón y tu piel cambia de color cuando vas a la iglesia y cuando vas al instituto?, ¿te preocupa más pensar si debes ir o no a la discoteca pero no te preocupa NADA las afirmaciones que Jesús hace de sí mismo en el evangelio?.

Mientras no seas honesto contigo mismo Dios no podrá ayudarte. Los hipócritas viven en la peor de las oscuridades, no saben quienes son porque se han contado tantas mentiras que se las han creído. No juegues a ser creyente. Ser creyente es SABER que Dios sabe lo que más te conviene, y que tú NO lo sabes. Tiene que ver con depender totalmente de Jesucristo. Tiene que ver con la derrota, la derrota de saber que no puedes vencer el pecado y arrojarte en los brazos del Salvador. Tiene que ver con la autoridad, la autoridad de Cristo en cada detalle de tu vida. Tiene que ver con la amistad, la amistad con el Santo Dios y con caminar con Él cada día.

Cómo salí de vivir en dos mundos.

Era 1 de Mayo. Volvía con unos cuantos de mi iglesia de unas conferencias de las iglesias de Andalucía. Llegué a casa emocionado, entusiasmado con lo que había aprendido. Pero sabía que mis amigos iban a llamarme para salir, y sabía lo que iba a pasar si respondía esa llamada.

No quería esa sensación de miserable derrota. No quería pasar (otra vez) de la euforia espiritual al remordimiento.

Había comprado un librito de William McDonald titulado "Piensa en tu futuro". Cuando lo leí me dí cuenta de que tenía que ser honesto con Dios. Tenía que tomar una decisión VITAL: qué hacer con el resto de mi vida, si quería vivir así o desperdiciar estos valiosos años.

Les dije a mis amigos que no iba a salir. Y mantuve mi decisión. Y no me arrepiento en absoluto.

3 comentarios:

Un día en la Biblia dijo...

Gracias por compartir tu experiencia.

Anónimo dijo...

Una excelente historia, te felicito y que dios te bendiga

Juan Francisco dijo...

Gracias por tus palabra, todos tenemos un testimonio que dar, que la Gloria sea para nuestro Señor.

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