martes, marzo 10, 2009

Una FALSA sensación de seguridad

Una buena parte de los libros que leo tienen que ver con la segunda guerra mundial, la ascensión del nazismo al poder, y el tremendo desastre que eso supuso para el mundo. Los dos últimos libros que he sacado de la biblioteca son: "El pecado de los dioses" de Fabrice D´almeida (que trata de las relaciones del nazismo con la alta sociedad) y "El plan maestro" de Heather Pringle (que trata de cómo las SS usaron la arqueología para crear su seudo religión).

Este año he "pisado el freno" en cuanto a mis lecturas históricas, por aquello de diversificarlas (el año pasado fué cuando más libros de ese tema leí y ya estaba empezando a aburrirme de soñar siempre con lo mismo :-) ).

De la primera guerra mundial se dijo que sería la guerra que terminaría con todas las guerras (así lo dijo el presidente Wilson, pero no sabía que sus palabras quedarían en nada), no mucho tiempo después comenzó la segunda guerra mundial, que en términos de vidas humanas, extensión y tecnología militar dejaría pequeña a la primera.

Cuando hoy en día pensamos en estas cosas (refugiados, campos, ciudades arrasadas, sin agua, ni suministros, violaciones, enfermedades, guerrillas, saqueos...) pensamos que es algo que sale de las noticias de la televisión, nunca imaginamos ni concebimos que nosotros podríamos ser protagonistas de ese desastre.

Y nos equivocamos.

Si leemos historia, o leemos la Biblia, nos daremos cuenta que la distancia entre un mundo pacífico, una sociedad ordenada y segura, y un mundo en guerra, devastado, hambriento y herido es un hilo muy fino. Esos dos mundos están separados por poco tiempo, poca distancia.

Hace nada vivíamos en un ambiente de prosperidad, trabajo, ganancias en la bolsa, empleo, cobertura social. El panorama actual es justo el contrario, y los expertos sospechan que puede empeorar aún más. Dice 1 Ts 5.3 "cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán".

El problema de este mundo es que sólo Jesucristo puede traer paz y seguridad. El problema consiste en establecer paz y seguridad al margen de Dios y sus mandamientos. Y eso es lo que nos ocurre. Occidente se cae a pedazos por haberse opuesto al Dios de la Biblia. Explotamos África, apoyamos sus dictaduras y les vendemos armas, miramos a otro lado cuando vemos a los refugiados. Un holocausto semejante al nazi lo está causando el aborto, un holocausto silencioso, de cientos de miles de víctimas. Y no es suficiente, nuestros estados pretenden aumentar la cobertura del aborto. Defendemos a los poderosos (las empresas, la banca) y desprotegemos a las familias trabajadoras. El ocio televisivo apesta, nos fascinan los programas que compiten en sordidez, en chismes, en desgracias ajenas, en personas que pierden su dignidad ante las cámaras con el dinero de las productoras y el de los espectadores. A lo despreciable encumbran.

Es normal que uno tenga temor cuando perciba venir el juicio de Dios sobre este mundo. Es por eso que debemos poner en práctica Ap 22.11 "el que es santo, satifíquese todavía". Si eres cristiano es tiempo de velar aún más, de orar aún más, de santificarte aún más, de comer la Palabra mucho más.

Dentro de poco se nos abrirán oportunidades asombrosas para dar testimonio del amor de Jesucristo, y este mundo que hasta entonces estaba sobrado de todo, y que se pensaba por encima de Dios y Su evangelio, estará receptivo y hambriento de buenas noticias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Digo AMEN a éste comentario Que bueno es tener la seguridad de la Salvacion de nuestra alma. En los día peligrosos que se avecinan, busquemos al Dios de la Biblia y sigamos su camino y si nos tocan días de dolor que su Gracia nos sostenga. Dios te Bendiga

Anónimo dijo...

¿Pero cuántas veces he entrado en este blog y me he encontrado con una reflexión que precisamente me ronda la cabeza sin siquiera haber leido antes tus líneas Julio?...alucino!
Comparto contigo hasta cada uno de los espacios que has puesto entre palabra y palabra. Soy consciente de que cada vez más la goma se está estirando y no puedes estar enmedio...
Mi reflexion me lleva más alla: cada vez veo más en mi el sinsentido del rumbo que muchas veces copio de nuestra sociedad. Y digo con esto cómo invertimos nuestro dinero y en quién, cómo invertimos nuestro tiempo de ocio...cómo se pasa la vida y seguimos engañados, pensando que podemos guardar al Señor en una cajita de cristal que se abre tímidamente, de vez en cuando, que no llega a cristalizar en una forma de vida, sólida, firme...decidida.
Ultimamente me levanto con una oración todos los días: "Señor tu me conoces, ¿soy digno de siquiera dirigirte la palabra?...perdona mis caídas, revísteme de tu manera de ver el mundo y úsame, porque quiero que estas piernas lleguen a lugares, a personas que tu has planeado."

Gracias Julio!

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