jueves, septiembre 11, 2008

Razones para vivir en santidad

Es muy fácil descuidarse en el camino de la santidad. Muy fácil. De hecho esta sociedad nos ha enseñado una cosa: a actuar sin pensar, y no es por nada, pero el camino de la santidad es un camino de reflexión, de examinar tu vida, examinar tu fe, considerar a tu Dios.

Seguramente muchos de vosotros estáis pensando que en este post os daré sólidas razones para vivir en santidad, doctrinalmente correctas, saludablemente doctrinales: que debemos ser santos porque Dios ES Santo, que es un mandamiento, que debe ser el proceder que corresponde a nuestra nueva naturaleza... es cierto, y lo creo, pero yo soy muy torpe y egoísta y os daré otras razones que me han venido a la cabeza a lo largo de todo este día.

Debemos ser santos porque no podemos permitirnos perder nuestra posición de intercesores. Alguno pensará "¿y de dónde sacas esa idea?", de la vida cristiana, amigos.

Como cristiano, y como pastor, uno se convierte en paño de lágrimas. En el corazón tengo a muchas personas, es un gozo compartir sus alegrías, y es un peso enorme llevarlas en sus tribulaciones. Hoy un familiar muy cercano me ha estado contando su preocupación y pesar por esta crisis económica que le está afectando de lleno. Sus palabras me recuerdan las palabras de otros amigos de la iglesia: "¿qué voy a hacer?, ¿por qué me pasa a mí?". Ante lo cual no tengo palabras y me rompo por la pena. Sólo puedo orar. Y orar, y orar y orar. Y cuando he dejado de orar, sigo orando.

Orar es un privilegio, pero es también (reconozcámoslo) mi único recurso, es más, Dios me pone en esa situación para buscarle a Él. Y nada más. Y ahora, con un egoísmo práctico pienso ¿cómo puedo interceder si no vivo en santidad?, ¿con qué cara me presento ante Dios si albergo pecado en mi corazón y en mi mente?. No, no puedo.

Seguramente esta no sea una razón del todo buena, llevada a sus últimas consecuencias puede parecer una especie de farsa, una careta que ponerse durante un rato, y una vez que el Señor te da lo que has pedido quitarla, puede ser eso o.... puede ser un instrumento en las manos del Señor para limpiarte. ¿No es cierto que el castigo nos acerca a Dios, aunque sólo sea por el interés?.

Bueno, si alguno se escandaliza que no me tome demasiado en serio, pero en estos días en los que uno comparte cargas con otros, siento que no puedo deslizarme, por amor a mis hermanos, a mi familia, por amor del Señor, y por amor a mí mismo y mi peligrosa debilidad. Y esto me hace sentir en paz con el Señor. Y me lleva a pensar en la necesidad de santidad, en cada aspecto de mi vida. Que el Señor nos dé más santidad, para poder verle y tocarle, para poder disfrutar de dulce comunión con Él, para ser apacentados en verdes pastos y tener aliento al ver su vara y cayado, para atravesar el valle de sombra de muerte y para morar en Su casa.

Sin o vivo en santidad, ¿qué harán las personas que dependen de mi intercesión?.

1 comentario:

Óskar dijo...

Curioso e interesante punto de vista. Que verdad es que cuando estamos sucios es difícil acercarse a Dios ¿cómo entonces poder ser útiles para nuestros hermanos? Bueno tendré en cuenta tu reflexión.

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