miércoles, diciembre 19, 2007

Lo que cuesta ser amable


Ahora estoy en un autobús volviendo de Salamanca, donde he tenido que ir de urgencia por motivos de trabajo. Es una ciudad preciosa, me encanta, ojalá pudiera haber pasado más tiempo.

Lo que quería comentaros es algo que vengo notando últimamente, se trata de los malos modos, mala educación, malas maneras, o como queráis llamarlo. Madrid es una ciudad muy estresante, con grandes distancias a recorrer que nos dejan a todos agotados. Noto la tensión y la "escopeta cargada" en muchos, incluso me descubro a mí mismo una disposición negativa muchas veces, cosa que va contra mi caracter.

Decía Aníbal Lecter, ese personaje de ficción que él sólo se comía a los maleducados. ¡Lo comprendo!. Cada día valoro más la buena educación, el gesto amable. Y como lo valoro tanto le pido al Señor que me de la oportunidad de mostrar amabilidad con las personas necesitadas de esta misma. Dice la Biblia "vuestra gentileza sea conocida por todos los hombres", una traducción más actual de este versículo es "vuestra AMABILIDAD (caballerosidad) sea vuestra seña de identidad como cristianos". Jesús era una persona sensible y amable hacia los demás (aunque también era terriblemente duro con aquellos que se lo merecían).

Cuando eres amable con alguien, o cuando tiene un gesto cariñoso, delicado, estás siendo parte de los brazos y las manos de Cristo en este mundo. Y este mundo está muy necesitado de ser tocado por el amor de Cristo Jesús.

Nos hemos vuelto duros y crueles, nos reímos del dolor ajeno, y en esa abominación que es la TV se muestra lo peor de nosotros mismo, para deleite de todos. Y con todo, necesitamos, anhelamos la palabra amable.

Hay ciertos "colectivos" por los que tengo cierta carga y a los que tengo oportunidad de ministrar amabilidad. No es una lista exhaustiva, sólo os menciono algunos.

1) Las personas mayores. Es tremendo lo que se te abren las personas mayores cuando eres amable y respetuoso, o cuando les escuchas. Recuerdo una campaña que tuvimos en Zaragoza en la que visitamos un asilo. Cuando hablaba con las ancianitas si veía disposición las tomaba de la mano. Ellas apreciaban ese gesto amable de un desconocido que les estaba hablando del amor y perdón que hay en Jesucristo.

2) Personas que por su profesión están expuestas a las palabras hirientes de otros. No, a estas no les tomo de la mano, je je je. Por ejemplo las cajeras del supermercado, ¿os habéis dado cuenta los signos de cansancio que muchas muestran?, algunas se escudan bajo un caparazón de dureza. Prueba a decirles algo, cualquier cosa, pero con amabilidad, por ejemplo "ya queda poco para terminar, ¿verdad?", dales las gracias con sinceridad por cualquier detalle que tengan.

3) Los niños. No sé por qué pero muchos piensan que tienen buena mano con los niños al tratarlos como idiotas. Siento ser tan duro, pero así es como lo veo. Además, muchos no toman en serio a las cosas que dicen los niños, todo se lo toman como si fuera algo gracioso. No lo entiendo. Además, los niños se dan perfecta cuenta cuando alguien siente aprecio por ellos. Más vale no intentar fingir lo contrario.

Son sólo algunos ejemplos de lo mucho que podemos hacer a este mundo hambriento de amor.

2 comentarios:

Martín Dalurzo dijo...

Buen post. Estoy de acuerdo. La biblia dice que el mundo conocera el amor de Dios por nuestro amor.
Te gustaria intercambiar enlaces con el blog de nuestro ministerio juvenil?
Bendiciones.

Keila dijo...

¡Ah! Los buenos modales se están perdiendo en todo el mundo, me parece. Gracias por tus consejos y observaciones. Si algo me duele, es que tratemos mal a los que coronan nuestra sociedad: los niños y los ancianos.

Renovarse Y morir