jueves, junio 22, 2006

Velando por nosotros mismos



De la experiencia sacamos que a nivel espiritual todos atravesamos ciclos de mayor y menor espiritualidad. Lo cierto es que no conozco a cristianos "regulares" que siempre están bien con el Señor en una relación contínua y en una espiritualidad siempre optimista y sin sombras ni caídas. La única regularidad que conozco (por desgracia) es la de aquellos que son regulares en su carnalidad y apego al mundo. Lo cual es aún más anormal.
La Palabra de Dios nos anima a velar y orad, a vigilar y cuidar nuestras vidas espirituales (Mt 26.41). ¿Por qué razón la Biblia nos está contínuamente previniendo acerca de este riesgo?, pues porque si nos abandonamos, si confiamos en nosotros mismos, si "no hacemos nada", si no hacemos ningún esfuerzo consciente por deleitarnos en el Señor y buscarle, tendemos al alejamiento de Dios y de la vida espiritual.
Por tanto: velad. Los cristianos que llevamos más tiempo, especialmente, pues somos especialmente vulnerables al tedio y la rutina (devocionales rutinarios y cultos que se asemejan a ceremonias religiosas).
Un esfuerzo consciente. Esa es la clave, porque la pasividad (como dice el libro de la hna. J. Penn Lewis) es un enemigo de los santos. Contínuamente perdemos el rumbo y debemos mirar nuestro norte.

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